Todos los metales que se extraen de la Tierra gracias a la industria minera, hacen posible que tengamos hoy día las grandes comodidades de las que gozamos, una casa, un auto, un horno de microondas, una computadora y claro, un teléfono celular.
Todo lo que más te gusta de tu celular, lo que permite que tu tablet funcione o hasta que tengas agua caliente, no sería posible sin la industria minera en la que México ocupa un lugar relevante al ubicarse entre los 10 países productores de los 17 metales más importantes.
De todos los componentes que involucran a la industria minera, el cobre tiene un papel determinante para el funcionamiento del teléfono celular, por su gran conductividad, sólo superada por la plata, pero a un costo mucho menor, además de que su ductilidad y maleabilidad lo hacen único no sólo para los celulares, sino para todos los dispositivos electrónicos con los que interactuamos todos los días.
Doscientos minerales, 80 elementos químicos y más de 300 aleaciones y variedades de plástico se integran para que tus momentos en redes sociales sucedan. Sus partes electrónicas se componen esencialmente de oro, plata, cobre, silicio y tantalio. Los tres primeros se usan por su conducción eléctrica superior a los demás elementos, mientras que el silicio se utiliza para la fabricación de los microprocesadores y el tantalio para regular la temperatura de su funcionamiento. Así también, el zinc, es un elemento que da pie al indio, usado en la película transparente que hace posible a las pantallas touch.
Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH), en 2021, el 96.8 por ciento de los usuarios conectados a la red en nuestro país utiliza su smartphone para navegar. Los dispositivos móviles han permitido un cambio dramático en nuestro modo de vivir, sin embargo, la complejidad de su funcionamiento nos es ajena y nunca la relacionamos con la industria minera; pero sin esta última, los recuerdos, los correos, las conversaciones o los juegos que llevamos en el bolsillo serían todavía un sueño.
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