Los países del Grupo de los Siete y la Unión Europea están estudiando la forma de rastrear los diamantes rusos a través de las fronteras, una medida que podría allanar el camino para imponer restricciones a su comercio en el futuro, según personas familiarizadas con el asunto.
Los anteriores intentos de la UE de sancionar las gemas rusas se han topado con la resistencia de países importadores como Bélgica, que argumentan que el esfuerzo sería inútil porque las transacciones simplemente se trasladarían a otro lugar sin un mecanismo para rastrear las piedras preciosas.
El origen de un diamante está claro al principio de la cadena de suministro, cuando se le expide un certificado conforme al Proceso de Kimberley, concebido para acabar con la venta de los llamados diamantes de sangre que financiaban guerras. Pero después puede resultar difícil seguirles la pista.
Las piedras talladas y pulidas se entremezclan a menudo en las casas comerciales y el certificado original se sustituye por documentación de “origen mixto”, lo que hace casi imposible saber dónde se venden finalmente los diamantes rusos.
Estados Unidos ha sancionado al gigante minero ruso Alrosa PJSC, que representa aproximadamente un tercio de los 80.000 millones de dólares del comercio mundial de diamantes en bruto. Pero las medidas han tenido un impacto limitado, ya que gran parte del comercio fluye a través de otros mercados, como India.
Las personas con conocimiento de las discusiones del G-7 y la UE dijeron que la solución no es inminente, porque el seguimiento de los diamantes pulidos en un mercado global es extremadamente complicado. Sin embargo, dos de las personas dijeron que el G-7 podría emitir una declaración sobre el asunto tan pronto como la próxima semana como parte del esfuerzo para mantener la presión sobre Rusia como su guerra en Ucrania se acerca a la marca de un año.
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