Mucho se ha hablado del origen de la daga de Tuntankamon, y los estudios más recientes confirman que el hierro con el que fue hecha viene del espacio.
Incluso, otra de las grandes preguntas ha sido la técnica de fabricación y el lugar, pues cuando gobernó Tutankamón, en el siglo XIV a.C., aún no se conocían las técnicas para calentar el hierro hasta lograr su fundición, ya que el rastro más antiguo de fundiciones de este metal no aparece hasta el siglo VI a.C. en Egipto.
Lo más asombroso y el rasgo más excepcional de la daga es su hoja que está hecha de hierro, mide casi 35 centímetros de longitud y su hoja contiene un 11 por ciento de níquel y un 0,6 por ciento de cobalto, lo que demuestra que el metal procedía de un meteorito.
La minería está presente desde tiempos ancestrales y de diferentes formas en las culturas del mundo.
De hecho, la procedencia extraterrestre del metal con el que se forjó la hoja de esta singular daga fue confirmada en 2016 mediante un estudio de su composición química. Mientras que un nuevo estudio del Instituto de Tecnología de Chiba, en Japón, analizó la composición química del arma tras distintas visitas al Museo Egipcio de El Cairo en febrero de 2020 y concluyó que no fue elaborada en Egipto.
Los estudios sugieren que el meteorito del que procedía el hierro con el que se forjó la hoja pertenecía a un grupo de meteoritos férricos conocido como octaedritas. En el análisis también se ha documentado la presencia de azufre, zinc y cloro.
En una de las ‘cartas de Amarna’ se menciona una daga de hierro que Amenhotep III, abuelo de Tutankamón, recibió como regalo del rey Tushratta de Mitanni.
Es un dato de gran valor ya que, según los investigadores, «la tecnología del procesamiento de hierro y el uso de yeso de cal ya prevalecían en la región de Mittanni y la región hitita en ese momento. Las cartas de Amarna podrían ser una prueba escrita que sugiera que la daga de hierro de Tutankamón podría haber sido traída desde fuera de Egipto».
Fuente: www.bbc.com
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