La producción mundial de litio está concentrada en pocos países, sobre todo Australia, Chile y China, y en pocas empresas, entre ellas Talison, SQM, Albemarle y Livent, con una competencia creciente entre compañías privadas y públicas, emergiendo cada vez más las firmas estatales chinas.
De acuerdo con Albemarle, la mayor empresa productora de litio a nivel global, el mercado de litio consiste en productores ubicados principalmente en América, Asia y Australia y sus principales competidores en compuestos de litio incluyen Sociedad Química y Minera de Chile (SQM), Sichuan Tianqi Lithium, Jiangxi Ganfeng Lithium y Livent Corporation.
La competencia en el mercado mundial del litio se basa en gran medida en la calidad del producto, la diversidad de productos, la fiabilidad del suministro y el servicio al cliente.
La mina más grande de litio del mundo Greenbushes en Australia está controlada por la empresa china Tianqi, que tiene 51% de Talison Lithium, operadora de la mina.
El otro 49% lo posee Albemarle desde 2015 (Albemarle opera también en Chile). En el 2018 Tianqi compró 24% de la participación en la empresa privada SQM (segundo productor más grande del mundo de litio), operación que fue valorada en 4,100 millones de dólares, de acuerdo con un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
En América Latina, el marco normativo de Bolivia establece un control estatal absoluto sobre la propiedad, el acceso a la explotación y los procesos de extracción y producción de carbonato de litio. Las inversiones privadas están autorizadas para un número limitado de actividades concentradas en la industrialización del recurso.
Este régimen, según la Cepal, se ha flexibilizado parcialmente en los últimos años.
A su vez, el litio se declaró estratégico en Chile por motivos distintos a los actuales. En el contexto de la guerra fría, y bajo un gobierno militar, la producción tuvo origen en el carácter crítico del litio como insumo para la fabricación de armas termonucleares.
Ese fue el motivo que llevó al Estado a reservarse la exclusividad de explotación del recurso. Según la Cepal, con el transcurso de los años y el cambio en las condiciones geopolíticas, el Estado chileno adoptaría el papel de regulador de la explotación de los salares. Entre finales de la década de 1980 y la primera mitad de la década de 1990, el Estado vendió su participación en las empresas productoras de litio y así abandonó su función de productor.
Más tarde, el Estado chileno fue asumiendo un nuevo papel orientado al desarrollo de una industria basada en el agregado de valor del litio y en las actividades de investigación y desarrollo asociadas.
En cambio, en Argentina se han establecido condiciones consideradas propicias para atraer inversiones a largo plazo y para desarrollar la actividad privada en el sector. Ahí, decenas de empresas privadas realizan actividades de exploración en los salares, con perspectivas de inversión.
-El Economista
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