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La sal de tu mesa podría ser clave para la transición a la energía verde




Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Oficina de Geología Económica de la Universidad de Texas en Austin describe cómo los grandes depósitos subterráneos de sal podrían servir como depósitos de hidrógeno, conducir el calor a las centrales geotérmicas e influir en el almacenamiento de CO2.



Publicado en la revista Tektonika, el trabajo también destaca cómo las industrias con experiencia en sal, como la minería de disolución, la extracción de sal y la exploración de petróleo y gas, podrían contribuir a hacer de este ingrediente habitual un componente clave en la transición energética.



“Vemos potencial en la aplicación de los conocimientos y datos obtenidos durante muchas décadas de investigación, exploración de hidrocarburos y minería en cuencas salinas a las tecnologías de transición energética”, dijo el autor principal Oliver Duffy en una declaración a los medios. “En última instancia, una comprensión más profunda de cómo se comporta la sal nos ayudará a optimizar el diseño, reducir el riesgo y mejorar la eficiencia de una serie de tecnologías de transición energética.”




Duffy señaló que la sal desempeña un papel influyente en la formación de las capas subterráneas de la Tierra. Es fácilmente comprimida por las fuerzas geológicas en depósitos complejos y masivos, con algunas estructuras salinas subterráneas más altas que el monte Everest. Estas estructuras y la geología que las rodea ofrecen una serie de oportunidades para el desarrollo energético y la gestión de emisiones.


“La ubicación conjunta de infraestructuras de superficie, el potencial de energías renovables, las condiciones favorables del subsuelo y la proximidad a los mercados son claves para planificar el almacenamiento de hidrógeno en el subsuelo”, afirma Lorena Moscardelli, coautora del estudio y directora del programa de Recuperación Avanzada de Recursos del Estado de Texas (STARR). “STARR está actualmente comprometido con las oportunidades energéticas emergentes en el oeste de Texas que implican la captura de hidrógeno y carbono, la utilización y el potencial de almacenamiento para la región”.


Las cúpulas salinas son contenedores de hidrógeno de probada eficacia utilizados por las refinerías de petróleo y la industria petroquímica. Según el documento, estas formaciones salinas también podrían utilizarse como depósitos de hidrógeno destinado a la producción de energía. Además, la roca porosa que las rodea podría utilizarse como lugar de almacenamiento permanente de emisiones de CO2.


El estudio describe las posibles ventajas de combinar la producción de hidrógeno a partir de gas natural, denominada “hidrógeno azul”, y el almacenamiento de CO2. Mientras el hidrógeno se envía a las cavernas de sal, las emisiones de CO2 generadas por la producción podrían alejarse de la atmósfera desviándolas a la roca circundante para su almacenamiento permanente.


Según los investigadores, con sus numerosas cúpulas salinas rodeadas de roca sedimentaria porosa, la costa del Golfo de Texas es especialmente adecuada para este tipo de producción y almacenamiento combinados.



El estudio también aborda la forma en que la sal puede contribuir a la adopción de la tecnología geotérmica de nueva generación. Aunque la industria está aún en sus primeras fases, los científicos muestran cómo puede aprovechar la capacidad de la sal para conducir fácilmente el calor de las rocas subyacentes más calientes para producir energía geotérmica.

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