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Foto del escritorEnlace Minero

Las minas españolas resucitan


El objetivo de Europa de abastecerse de materias primas para fabricar paneles o baterías despierta el interés de la industria y una creciente oposición ciudadana

Los ingredientes que dan vida a las grandes revoluciones tecnológicas, en ocasiones, están a la vuelta de la esquina. No hace falta ir a las antípodas para encontrar los materiales que están en las entrañas de los móviles, paneles solares, aerogeneradores y pilas de los coches eléctricos. Luis Manuel Ginés, cartero rural, cayó en la cuenta de todo esto cuando se enteró por la prensa que entre su pueblo, Torre de Juan Abad, en Ciudad Real, y la localidad aledaña Torrenueva (ambos en Castilla-La Mancha) había un enclave de la economía global. Fue en 2015. “Aún recuerdo el titular: ‘La Mancha esconde las tierras raras que agitan el mundo’”, dice. Desde entonces, Ginés se ha convertido en la cabeza de un movimiento ciudadano que le ha plantado cara, Quantum Minería —impulsora del proyecto—, que como otras firmas del ramo han sacudido el avispero en busca de los minerales que prometen una economía sostenible y digital.


El foco no está solo en las tierras raras (17 elementos de la tabla periódica que sobresalen por sus capacidades magnéticas) y el proyecto de Quantum Minería, paralizado por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (TSJCM) ante el riesgo medioambiental que representaba para la zona. La mira también está puesta en varias partes de la geografía española donde se han identificado yacimientos de otros elementos como el wolframio (que hace que los teléfonos vibren), níquel (utilizado para formar aleaciones con el acero), cobalto (que aumenta el rendimiento de las baterías), coltán (una mezcla de metales, que controla el flujo de corriente dentro de las placas de circuitos y por el cual se han desatado conflictos armados en la República Democrática del Congo), litio (el nuevo oro blanco) y otros minerales como el magnesio, vanadio, grafito…

Todos ellos han despertado el hambre de un sector lleno de claroscuros, temido por la población debido a su largo historial de accidentes y venido a menos tras el cierre de las minas de carbón en 2018. Esta actividad no llega a representar ni el 1% del producto interior bruto (PIB) y genera unos 30.000 empleos, los mismos que crean las pequeñas y medianas empresas (pymes) españolas que venden a través de Amazon. Hoy, sin embargo, busca nuevos horizontes y ha recogido el guante lanzado por la Unión Europea que ha instado a los Estados miembros a identificar proyectos de extracción, procesamiento y revalorización de residuos de materias primas que puedan estar operativos para 2025. El objetivo es garantizar la seguridad de recursos ante el cambio de modelo energético. El mismo Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior, ha hecho un llamamiento para impulsar lo que él llama minería sostenible, la minería del siglo XXI.

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